La película elegida es El hombre duplicado (Enemy, 2013) de Denis Villeneuve.
Está basada en el libro homónimo de Saramago, pero cabe destacar lo que el director dice en el documental de cómo se hizo esta película, «del libro al film hay mucha diferencia, creo que la mejor forma de respetar a un autor es ser muy honesto en la forma en que lo adaptás y destruir totalmente el original y hacerlo tuyo», entiendo que esta es la única forma de adaptar una película. Basada en un libro, aunque uno podría decir que está basada en la larga tradición que ha fascinado a los hombres desde siempre que es el fenómeno del doble. Además, este fue el tema de uno de los primeros, si no el primer, ensayo sobre cine y psicoanálisis de la historia. Me refiero a El Doble de Otto Rank de 1914, que toma la película El estudiante de Praga (Der Student von Prag, 1913) de Stellan Rye y articula desarrollos freudianos como el narcisismo y que Freud retoma en Lo Ominoso.
Sobre El estudiante de Praga podemos decir que vale la pena verla, el doble allí es el reflejo del protagonista, Balduin, que sale del espejo y se le presenta de las maneras más perturbadoras, no puede más que ser su enemigo, la resolución del final es excelente.
Sobre El hombre duplicado podemos decir que vale la pena verla, el doble allí es el reflejo del protagonista, Adam, que sale de una película y se le presenta de las maneras más perturbadoras, no puede más que ser su enemigo, la resolución del final es impresionante.
La película de 2013 no repite la de 1913, aunque hay una escena en la primera que cita a Hegel y a Marx con sus repetidas frases sobre la repetición. Adam (Jake Gyllenhaal) es profesor de historia y dice que «es raro pensar, que a muchos pensadores les preocupe que este siglo será una repetición del anterior», casualidad seguramente, porque la película es una repetición de sí misma, no de la otra, aunque por otro lado la centenaria es trágica y la actual podría ser una farsa.
Villeneuve hace una película con una bella y perturbadora cinematografía que narra necesariamente más que el argumento, la vemos en la duplicación sutil, y no tanto, de la ciudad, de los personajes, de sus acciones y sus diálogos. De sus sueños y sus fantasías, todo enmarcado en cierto surrealismo que el director describe como el inconciente del protagonista. Y las arañas, claro.
En la película no hay crecimiento de los personajes, no hay cambio de posición, las películas del doble tienen una polarización imaginaria y se despliegan en cierto movimiento pendular entre esos polos. Adam y Anthony pueden ser uno y el mismo o pueden ser dos imágenes idénticas, diferenciadas por su semblante. Adam es más inhibido, deprimido, desalineado en un departamento oscuro, mal iluminado y con pocos muebles. Anthony es más exaltado, arreglado y bien vestido, en una casa iluminada y bien decorada. Sus parejas también muestran ciertas similitudes, Anthony está casado y su mujer, Helen (Sarah Gadon), es intranquila y triste, está embarazada de seis meses. Adam es soltero con una pareja independiente y sin nombre (Mary en los créditos, Mélanie Laurent), que muchas veces se muestra incómoda en su compañía, a veces lo busca, a veces se aleja.
Las arañas son el gran símbolo de la película, no es difícil ver la intención de representar lo femenino de esa forma, porque en definitiva lo importante de la película es la relación de los dobles con las mujeres dobles, hay una tercera mujer que es la madre, ella hay una sola. Mamá es el nombre que le puso a su famosa obra la artista Louise Bourgeois, una araña gigante de patas largas y huevos en su vientre, similar a la que aparece sobre la ciudad en la película. También es la última imagen, la mujer embarazada se convierte en araña gigante al saber, por un comentario en apariencia inocente, que Anthony va a engañarla. Termina con una araña y empieza con una, un extraño show erótico secreto incluye una araña en bandeja de plata que será aplastada por los tacos de una mujer desnuda. Muestra cierta circularidad, ya que el comentario inocente que decíamos es para ir a ver ese show, otra vez.
Parejas, madre, arañas y el hombre duplicado, ese es el elenco, no hay padre. Quizás ese es el argumento de la película, Anthony va a ser padre y se le complica asumirlo, duela de algún modo su vida de soltero, se despide de su amante y de sus sueños de actuación, su mujer angustiada por los repetidos engaños extraña al Adam que fue su marido, que la tiene en cuenta al que vemos aparecer en el momento del intercambio. Pero no es la única lectura posible, el director se encarga de dejar presente la ambigüedad y aunque parezca que el conflicto se resuelve con la muerte de la amante y el doble desenfrenado, la escena final nos muestra que no se sale del círculo.
El clima de la película es de especial interés, uno supondría que encontrarse con un doble, sería algo extraño, algo perturbador, pero también interesante, una curiosidad. Sobre esto puede verse el efecto real de un encuentro de este tipo en el excelente documental Tres idénticos desconocidos (Three Identical Strangers, 2018) que cuenta la historia de unos trillizos separados al nacer. Claro que no es lo mismo encontrar a un hermano que a un doble, y no puede ser más que ominoso ese encuentro, nunca termina de resolverse, la ambivalencia de ambos personajes con intenciones de acercarse y alejarse en partes iguales muestra que cuando uno se encuentra con su imagen fuera del marco no puede más que angustiarse. A pocos le es ajena la situación de verse reflejado y no reconocerse por un instante, ver en ese reflejo a un extraño y el sobresalto que eso genera.
Hay dos elementos centrales que hacen de esta una película sobre lo ominoso, si es ominosa en sí misma se verá, como diría Freud, en las resonancias que tenga en cada quien con lo reprimido antiguo. Es sobre lo ominoso en primer lugar, por su presentación circular, repetida, repetitiva, el permanente retorno de lo igual y en segundo lugar por lo mismo, pero en la duplicación de los personajes, es decir dos niveles de duplicación y repetición que se repiten mutuamente, hay un hombre duplicado que tiene una pareja duplicada. Hay una escena en un pasillo con una llave, se repite en otro pasillo con otra llave, Así como la palabra alemana para ominoso, unheimlich, es una palabra que terminó significando lo mismo que su opuesto, heimlich, la película muestra igual recorrido. La repetición es de positivo y negativo, Al principio Anthony acompañado del portero de su edificio entra a un show erótico extraño, al final Adam acompañado del portero de su edificio, invertidos los lugares, entra a una casa extraña, ¿o es su casa?
El doble, siguiendo a Freud, es consecuencia del narcisismo primario, del amor a sí mismo que luego cambia de signo y esa figura salvadora se convierte en fatal. El proceso, explicado en detalle en el Estadío del espejo… y otros desarrollos de Lacan, nos muestra que la relación imaginaria entro el yo y el doble, debe estar sostenida por algún tipo de regulación simbólica que medie esa tensión fascinante entre seducción y destrucción, sin esa mediación ese desdoblamiento yoico será persecutorio y el otro mi enemigo, o, en el otro extremo, el empuje a la unificación, igual de destructiva. Adam encuentra a su doble en una película, aunque este pasa desapercibido hasta que retorna en sueños y lo despierta, a partir de allí se fascina por él, no puede dejar de buscarlo, pero mientras más se acerca más se empieza a enrarecer el vínculo, llama a su casa y la mujer de Anthony cree que es él, luego habla con él mismo o su doble, en una especie de homenaje a Carretera Perdida (Lost Highway, 1997) de David Lynch. Luego, el acercamiento es más y más tenso hasta ponerse violento, donde vemos el cambio de signo señalado por Freud.
Los dobles están conectados por la mujer embarazada, ella habla con Adam y lo va a buscar a la facultad, ese lugar tercero no termina de equipararse al lugar simbólico que indicábamos con Lacan, por eso la araña. Es una de estas dos imágenes en competencia, Adam o Anthony, la que debe salir de esa tensión para ocupar ese lugar simbólico que sostenga a ese tercero que es el futuro hijo. Antes decíamos que lo importante en esta película es la relación con las parejas mujeres, (cosa que diferencia esta película de otras de dobles como El ladrón de orquídeas (Adaptation, 2002) de Spike Jonze o Moon (2009) de Duncan Jones), podemos pensar que los enemigos no son sólo estos hombres duplicados, sino el hombre para su mujer o viceversa, que también puede ser un otro, un doble a destruir, la relación de dos, no importa cuán distintos esos dos, si no está regulada de algún modo, tiende siempre a los polos, dos locos enamorados o dos enemigos íntimos, quizás eso es lo ominoso en la escena final de la película, en palabras de Freud, lo «destinado a permanecer en lo oculto que ha salido a la luz».