19 – Excéntrico

La película elegida es Foxcatcher (2014) de Bennett Miller.

Se trata de una película pequeña, de personajes. Están muy bien representados por los actores y con caracterizaciones muy logradas. Cuenta un evento en la vida del heredero del imperio DuPont, un excéntrico magnate. Cómo se sabe las rarezas de los multimillonarios son llamadas excentricidades, a diferencia de las del resto que son denunciadas con distinto tipo de prejuicio según clase o raza.

Así como decíamos con As Bestas, está basada en hechos reales y tiene su documental que muestra, a diferencia de aquella, cuan cambiada está la dramatización de la historia, aunque es igual de impactante en ambos casos, en el documental Team Foxcatcher (2016) de Jon Greenhalgh, se puede ver lo grave de la situación que antecede a la culminación de la película, mientras que en el film es un poco más sorpresivo, pero no por eso menos efectivo. El marco dramático fabricado por la película es lo que nos interesa especialmente. A un evento totalmente insensato le agregamos sentido para poder procesarlo. Foxcatcher, como el fantasma, intenta simbolizar dramas familiares entre hermanos y en la relación padre-hijo, novelizando lo que en la crudeza de los hechos quizás es sólo un pasaje al acto insensato. Película y documental son dos tipos de tratamiento distintos, el documental no deja de ser ficción, quizás incluso más ficticio que la película. Esta última intenta mostrar una verdad partiendo de lo engañoso y la novela, al fin y al cabo, las películas son solamente una larga serie de fotos fijas. El documental –en su forma clásica–, en cambio, nos hace creer que no nos engaña, que no es ficción y que muestra la realidad tal cual es, enmascarando los artilugios narrativos para dejarnos tranquilos en que la realidad es demostrable, confiable y verdadera, suponemos su objetividad –la de la realidad– hasta que sucede algo que rompe con ella, como sucede en el film que tomamos. Hay también muy buenos documentales que llegan también a ese punto.

El centro de la historia y el mayor punto de atracción gira alrededor de John du Pont (Steve Carell), su semblante se presenta extraño desde el comienzo, algo falta ahí. Sus intereses o motivaciones están determinadas por algo que lo excede, la película se toma el tiempo necesario para presentarnos al personaje en profundidad, cuando lo captamos entendemos que su extrañeza está causada por el mismo punto de real, su incesante necesidad de hacerse un nombre que no cesa de fallar. Esto podría llamar la atención de quién, con mirada inocente, pensara que ser el heredero de una de las empresas más poderosas del mundo sería más que suficiente para hacerse un nombre. El nom du père du Pont, detiene las significaciones, se sabe de qué se habla, hasta suele pensarse que debe ser difícil cargar con todo el peso que lo acompaña, y quizás para algunos lo sea. Para John es lo contrario, no lo pacifica ser du Pont, no lo orienta, ni ordena, ni siquiera le pesa. En la película parecen querer atribuir esto a la relación con su estricta y distante madre, pero, por omisión, nos deja en evidencia que se trata de la ausencia del padre, no por su literal ausencia, sino por su función que tampoco fue transmitida por la madre. La duplicación en la falta de padre de los hermanos luchadores, pero exitosos, como un espejo doble, refuerza la idea.

Ellos son Mark y David Schultz, representados por Channing Tatum y Mark Ruffalo respectivamente. El menor de los hermanos, Mark, es levemente menos exitoso que su hermano, ambos campeones mundiales y olímpicos en lucha. En carisma y personalidad destaca el mayor, David, cosa que a Mark parece afectarle desde el comienzo. El nudo de la trama es que Mark siendo menor sufrió más la ausencia de su padre y el hermano mayor ocupó ese lugar, eso se le volverá intolerable a John. En el caso de du Pont, tampoco figura el padre y parece ubicarse a la sombra de la madre que lo comanda, tema que reaparece bastante en las películas de relación madre-hijo (tema que quedará para una futura edición). La gran diferencia es que David es amoroso con su hermano menor y, además, Mark también consiguió destacarse y ser exitoso en el mismo deporte.

El deporte es la lucha, a veces llamada lucha grecorromana por su larga historia y legado a través de los siglos. Es claro que no es un deporte de las clases altas, lo rústico, brusco y en especial el frotamiento son vistos, como dice la madre como «un deporte bajo». La familia caza zorros, de ahí el nombre de la estancia, también hacen equitación, deportes caros y de supuesta alcurnia, tienen un cuarto entero en su mansión sólo para trofeos. Y aunque podría ser que a John le gustaba más una cosa que la otra, podemos pensar que hay una lógica detrás de esa elección. Pareciera ser masculina y corporal. Por un lado, es un universo sin mujeres, la comunidad de hermanos, cerrada en si misma le sirve a du Pont para mantener cierto armado. David es la excepción, es el único casado con hijos, es el que no acepta la invitación del millonario en principio, es alguien que no se puede comprar. Por cómo está desarrollado el personaje y lo ilimitado de lo que puede ofrecer du Pont, podríamos suponer que cuando lo convence no sería por dinero, quizás involucra algún tipo de seguridad para el futuro de sus hijos, en cuanto a estudios u otras oportunidades, o algo para crecimiento del deporte. Por supuesto es elucubración, pero si suponemos a los personajes en su propia ética, algo de eso debería ser. Porque la película no quiere mostrar el quiebre de David, quiere mostrar que el quebrado es du Pont, y eso desde el comienzo, desde niño cuando su madre le paga a chicos para que sean sus amigos. Difícil armarse un cuerpo, un nombre, un lugar en el Otro en ese mundo sin deseo, de pura especulación.

Por otro lado, el deporte también necesita de cuerpos esculpidos, musculosos, fuertes y jóvenes. Eso, sumado a la amistad y roce constante nos señala el homoerotismo intenso que sostiene esta práctica, ese erotismo que parece sublimado hacia la camaradería, aun cuando excepcionalmente pueda llegar al acto, no es lo central. El erotismo centrado en la amistad y el liderazgo parece sostener más a du Pont que la atracción sexual. Un entrenador simboliza a un padre. A primera vista, si siguiéramos la línea homosexual, el final de la película puede pensarse similar al de Belleza Americana (American Beauty, 1999) de Sam Mendes, y seguro se pueden hacer muchas articulaciones, aun así, du Pont parece estar muy atrás en desarrollo libidinal comparado al Coronel Fitts. Atrás quiere decir en un punto de fijación anterior, no es ningún retraso, sino que parecería que la elección de objeto sólo llega al semejante, no hace lazo amoroso, no hay ni una mínima relación a la Otredad, lo que hay es ese erotismo en apariencia sublimado.

Vemos que John no puede nada y paga para hacer que tiene todo. Se hace presentar como el famoso ornitólogo, escritor, atleta, entre otros títulos, que no son nada más que pura apariencia, todos lo saben, pero actúan, incluso por cierta pena que le pueden tener. Paga para que le escriban libros, y también para que se dejen ganar sus contrincantes en la lucha para mayores –muy mal resuelto en cuanto a cinematografía en la escena de la entrega del sobre frente a todos–, sólo para mostrarle el premio a la mamá, como un niño nunca mirado, para recibir un frio «¿vos pagaste eso?», para luego autorizarlo a ponerlo en la sala de trofeos. John se hace llamar Entrenador, y hasta se crea un nombre de tótem, Águila, que nos orienta en lo que señalábamos de su búsqueda fallida de algún tipo de nominación. El único que llega a quererlo es Mark aun cuando du Pont lo atrae desde el lugar del rechazo, parece buscar amigos, pero quiere súbditos, lo hace desde el odio porque no puede conseguir lo que quiere. Como un niño caprichoso, que juega con personas como si fueran muñecos no tiene registro de lo vacío que es hacerse llamar entrenador, autor o águila, mientras todos saben que detrás no hay nada. Por eso incluso la relación con Mark dura poco, porque es manipulado y desechado por du Pont cuando consigue a su hermano. De todos modos, es rescatado por el amor de su hermano, vuelve a ganar, pero no gracias al millonario, que nada sabe de esas cosas.

John du Pont termina asesinando a David, le pregunta al modo proyectivo si tiene algo contra él y dispara. ¿A quién estaba matando du Pont, o incluso, qué estaba matando cuando tiró? Quizás estaba convencido que el mayor de los hermanos tenía algo contra él, pero siguiendo la evolución del personaje podemos ver que algo de él se le volvía intolerable, quizás era cómo podía ser tan amado, quizás notó un brillo en los ojos de David ante su don de gente tan logrado en la actuación de Ruffalo. Quizás fue que había algo en él que nunca podría tener, por más títulos que se inventara, o súbditos consiguiera y no lo pudo tolerar. Lamentablemente, otra vez fallando, se deshace de él creyendo que eso le haría olvidar su falta.